Desde el 18 de Octubre pareciera que muchas cosas han cambiado. Pero lo cierto es que no es tan así.
Un grupo de estudiantes tuvo la genial idea de saltar los torniquetes del metro y, a la pasada, despertaron a millones que hace rato que querían decir basta.
Desde los trabajadores de la educación desde el primer momento, o quizá de antes incluso, estuvimos con los chiquillos, pero la historia demostró que los muchachos eran la chispa que incendió la pradera, que, como se decía, no eran $30, tampoco 30 años, era casi medio siglo de miserias y atropellos para la inmensa mayoría.
Pero la pregunta es ¿Qué viene después? Y, de acuerdo al lugar en que nos encontramos dentro de esta sociedad, las respuestas serán variadas:
“Haremos una nueva constitución”, dijeron los funcionarios del sistema, los empleados de los grandes empresarios que ejercen funciones en el gobierno, en el parlamento y, en general en el aparato del Estado.
Pero pusieron sus condiciones: Impusieron una cantidad de 2/3 para aprobar cualquier cosa. Que no se puede modificar los tratados internacionales por lo que se hace imposible nacionalizar nuestras riquezas básicas, no se puede modificar sentencias judiciales, lo que hace imposible la liberación de los Presos Políticos.
En suma: es un TONGO, levantado por los empresarios (patrones les llamábamos hace tiempo) para hacernos creer que algo cambiará para que no cambie nada.
Por todo lo anterior propongo algunas frases:
Nunca mas de lo mismo porque lo mismo no nos dará nada.
Si votar sirviera, estaría prohibido.
La Constitución es la expresión de la correlación de fuerzas de cuando se elabora.
Las elecciones no resuelven problemas, apenas los plantean.
Sólo confiemos en nosotros, los trabajadores.
El camino a la victoria no está adornado de buenas intenciones.
Luis F.